En este artículo, la Sociedad Clínica de Endocannabinología relata la historia de su creación y los desafíos que enfrenta la investigación científica relacionada con el sistema endocannabinoide en el mantenimiento de la salud y la regulación de funciones vitales esenciales que aseguren el equilibrio homeostático de nuestro organismo.
El II Congreso CANNABMED, celebrado en Barcelona en 2018 bajo el lema «Hacia una medicina cannábica», ofreció en el Colegio de Médicos de Barcelona un lugar de encuentro para profesionales de la medicina con interés en el potencial terapéutico del cannabis y el estudio del sistema endocannabinoide.
El debate allí suscitado llevó a una parte de los asistentes a seguir trabajando codo a codo junto con ICEERS a lo largo de varios meses, lo que resultó, en enero de este año, en la creación de la Sociedad Clínica de Endocannabinología (SCE), integrada por 14 miembros fundadores. La SCE es una sociedad científica, sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo promover la creación y divulgación de conocimiento científico sobre el sistema endocanabinoide como abordaje terapéutico para problemas de salud relevantes. Desde un enfoque salutogénico, la Sociedad Clínica de Endocannabinología prioriza el respeto por la libertad y la salud por encima de los prejuicios morales que dificultan la consideración del sistema endocannabinoide como cualquier otro subsistema neuroendocrino sobre el que realizar intervenciones terapéuticas.
Evidencia científica
El trabajo de la SCE parte de la evidencia científica y busca la involucración activa de profesionales de la salud, pacientes y productores de fitocannabinoides. Estos compuestos son las sustancias que más efectos positivos parecen tener sobre el sistema endocannabinoide.
La Sociedad Clínica de Endocannabinología es una sociedad abierta que busca facilitar que desde el máximo número de ámbitos posibles se ofrezca una información veraz y sólida sobre las intervenciones terapéuticas relacionadas con el sistema endocannabinoide.
España se encuentra en un momento muy particular en relación al cannabis medicinal. A día de hoy, existen grupos de trabajo en biología molecular de talla mundial dedicados exclusivamente al estudio del sistema endocannabinoide. Además, se han constituido sociedades científicas, como la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabis y el Observatorio Español de Cannabis Medicinal. España es también un exportador neto de cannabis medicinal y, a pesar de todo ello, el uso de fitocannabinoides para la realización de intervenciones terapéuticas en el sistema endocanabinoide sigue sin ningún tipo de regularización. Esta situación daña a nuestros pacientes y permite que abunde la desinformación entre profesionales, desde los que piensan que los fitocannabinoides resultan exclusivamente tóxicos hasta los que consideran que son siempre beneficiosos en cualquier patología y paciente.
Es necesaria una investigación amplia sobre los fitocannabinoides y que los profesionales, en su práctica clínica, dispongan de seguridad, guías y pautas para la prescripción de fitocannabinoides. Además, el uso de fitocannabinoides debe ser regulado según los mismos criterios que el resto de productos terapéuticos: controlando su producción, distribución y venta en centros acreditados, con preparaciones que optimicen su potencial terapéutico, minimizando sus potenciales efectos adversos.
Los tratamientos estándar en el ámbito farmacéutico de otros países europeos demuestran la necesidad de que se fomenten grupos de trabajo e investigación, para recopilar más datos y evidencia clínica del tratamiento. Es importante que los médicos que acompañan a pacientes en su terapia con cannabinoides mantengan contacto y comunicación con otros trabajadores de la salud y otros especialistas de la órbita sanitaria, estableciendo un diálogo que permitirá un mayor bienestar para el paciente y su entorno familiar y social.
Una herramienta terapéutica segura
Los pacientes que consideran oportuno incorporar el cannabis medicinal a sus alternativas terapéuticas generalmente padecen condiciones clínicas complejas, sin una adecuada respuesta a las opciones terapéuticas convencionales disponibles, y han pasado por un sinnúmero de análisis, pruebas, especialistas, intervenciones farmacológicas y quirúrgicas. No obstante, no han encontrado una respuesta a su sufrimiento o limitación funcional.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que el cannabis constituye una herramienta terapéutica segura. No obstante, hasta que su uso terapéutico no se encuentre regulado, no serán posibles estudios poblacionales de farmacovigilancia comparables a los realizados con los fármacos o suplementos aprobados para su distribución en farmacias.
El ejercicio clínico con cannabis terapéutico requiere un acompañamiento horizontal debido a la variabilidad en la respuesta a las dosis y a los perfiles terpénicos, entre otros. Por este motivo, su prescripción debe ir ligada a la promoción de una nutrición adecuada, la realización de actividad física beneficiosa y un acompañamiento psicológico.
Le corresponde al gobierno español escuchar el clamor de los pacientes y médicos. Hay que tener en cuenta la evidencia científica y nutrirse de las experiencias de países como Estados Unidos, Alemania, Italia, Canadá, Israel, Colombia y Chile, entre otros, que ya han regulado el uso terapéutico de fitocannabinoides. La SCE desea acompañar y dar soporte científico a las instituciones españolas para llevar a cabo este proceso.
El 2020 es un año de retos a nivel planetario, que ha golpeado particularmente fuerte a España. Hoy, más que nunca, tenemos que reflexionar acerca del impacto que ejerce sobre el planeta el modo en que nos relacionamos entre nosotros, para continuar trabajando en un futuro viable dentro de una sociedad sana.